Mensaje de cambio
Fernando Barros T. Abogado Consejero de Sofofa
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Fernando Barros
En un ambiente de mucha incertidumbre, el domingo pasado se celebraron las elecciones primarias de los conglomerados políticos Chile Vamos y Frente Amplio, cuyo desarrollo y resultados permitieron aclarar el panorama nacional.
El resultado dejó establecido que la izquierda más extrema, anti sistémica y anárquica, esa que propone la expropiación de las empresas denominadas estratégicas, de los trenes voladores de bajo costo, de la usurpación de los recursos de los chilenos ahorrados en su sistema de seguridad social para gastarlos en proyectos irrealizables, y de un sinfín de otras expresiones populistas irresponsables, no representa una tendencia creciente en nuestro país ni refleja la realidad de nuestra juventud. Chile no está virando a la izquierda, ni los que se toman las calles representan el sentir de la mayoría.
Un mensaje categórico que resulta de la altísima concurrencia de los votantes a pronunciarse dice relación con el grito de cambio de rumbo que se pide respecto del peor gobierno que hemos tenido desde la Unidad Popular, que está sumiendo a jóvenes y sectores más vulnerables en el sufrimiento que necesariamente trae para ellos y el país la caída de la inversión, la desaceleración económica y el sacrificio del crecimiento y desarrollo en favor de iniciativas ideologizadas que se basan en la hegemonía de un Estado que, cual Gran Hermano, somete a las personas y les priva del derecho a elegir y de tener la justa retribución por su esfuerzo, estudio y trabajo.
Los chilenos tenemos claro que es legítimo que escritores, poetas y artistas obtengan una retribución lucrativa por su creación intelectual y trabajo; el que una editorial lucre y obtenga ganancias por publicar las novelas y poesías y, asimismo, que quienes lo hagan mejor obtengan un retorno mayor por su talento y emprendimiento. De igual manera todos aquellos que hemos tenido el privilegio de acceder a una buena educación privada, gracias al esfuerzo de nuestros padres, quisiéramos que los que no tienen los medios puedan tener acceso a colegios privados, fiscales o mixtos de excelencia y, ante la reconocida mediocridad de la educación fiscal, que los privados puedan aportar en esa área su experiencia y gestión, legítimamente movida por la búsqueda de beneficios lucrativos. Y ello ya sea por cuanto el Estado premia a los que más se esfuerzan, entregándoles mejor educación para que puedan aprovechar sus talentos, o se les permita aportar con su esfuerzo para que sus hijos reciban más.
Los cerca de dos millones que votaron compartieron una evaluación crítica de la gestión, entre otras, en materia de educación. Plantearon un voto protesta por las tómbolas y filas de amanecida para resolver el futuro de sus hijos; quieren escapar de la mediocridad de la educación que entrega un Estado capturado por el cartel de los profesores fiscales y por todo un proceso legislativo lleno de ligerezas, improvisación e irresponsabilidad.
Se escuchó un grito claro y fuerte contra el caos tributario en que pésimas reformas ahogan a pequeños emprendedores y comerciantes y que significaron una disminución de la recaudación del impuesto a la renta por el efecto adverso en la actividad productiva y de servicios que muchos advirtieron. Ese grito proviene de una sociedad que no quiere más el abuso de donde provenga; no acepta que los niños del Sename queden sometidos a la ineficiencia y abandono de una pésima gestión dirigida por cuoteos políticos y que ve con escándalo la vergonzosa impunidad que promueve la autoridad para protegerse del juicio de los chilenos.
Pero es tarde. Los chilenos estamparon en las urnas su exigencia de cambio de rumbo y piden que, con la alternancia democrática, sean otros los que dirijan nuestro país los próximos cuatro años y que, privilegiando el bien de todos por sobre la imposición de visiones de inspiración totalitaria, recuperemos la esperanza de alcanzar el sueño de ser un país desarrollado. Así como una santa visita nos recordó hace años que los pobres no pueden esperar, debemos tener claro que hoy Chile requiere cerrar filas en torno a un equipo y programa de gobierno que nos devuelva a la posición de liderazgo que perdimos en este periodo.